No hay nada más gratificante, que recorrer el mundo entero, transitar los caminos más tediosos, enfrentar las cosas más escalofríantes, soportar los dolores más tormentosos que la vida te pueda presentar, y que llegue el día tan esperado del: "Las cosas algún día van a mejorar, y vas a alcanzar tus sueños".
Uno quizás piensa en negativo, por el clima que nos rodea, y pensamos que nunca saldremos del pozo en el que nos encontramos sumergidos. Pensamos que un cielo gris, nunca mostrara los matices de la gran gama de colores que la vida tiene para ofrecernos... Pero nos equivocamos.
Nada es imposible, si vamos tras ello incansablemente. No interesa, cuanto tardemos en lograrlo, ni lo difícil que parezca, ni la cantidad de veces que caigamos en el intento. La clave para triunfar, está en no darse por vencido jamás.
Y por más cansados que estemos, por más energías que gastemos a lo largo del camino, va a llegar el momento, en el que te encuentres parado frente al umbral de tus sueños, y recordaras toda las lágrimas que cayeron, las cicatrices que quedaran para marcarnos y el aprendizaje que nos llevará a mejorar como personas día a día.
Será todo una anécdota más, resguardada en el repertorio de tus triunfos y derrotas, de felicidad y tristeza, pero sobre todo de insistencia y busqueda.
Nunca pero nunca, renuncies a tus sueños. Con el paso del tiempo, los sueños pueden sufrir alteraciones, o simplemente a veces nos damos cuenta que eso no es lo que realmente queremos en la vida, pero lo importante es siempre ir tras eso que queremos, dejarlo todo y llegar lo más lejos posible.
Siempre hay recompensa para el que nunca se rinde, ni en las situaciones más adversas.
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