Más allá de los distintos lugares, de las creencias o de las clases sociales, las fiestas de fin de año marcan la diferencia. El marketing aprovecha para hacer de las suyas, incentivando en todos un instinto de consumismo importante. La histeria generalizada de salir a comprar entre regalos, comida y demás, y el propio nerviosismo de organizar y preparar todo, produce un stress importante.
Pero más allá de todo eso, alejados de esa visión capitalista de las cosas, existe un cambio psicológico importante. Dejar atrás un año y empezar otro nuevo, genera en cada uno nuevas expectativas y esperanzas a realizar. Dejara un lado todo lo malo, quedarse con lo bueno, y esperar por algo mejor, son los sentimientos más comunes en estas fechas.
También se produce un encuentro familiar, como pocas veces pasa en todo el año. Te encontras con personas que viste realmente muy poco, y con un clima de mucha felicidad en el reencuentro. Sin embargo, no todos lo viven de ese modo. Algunos prefieren estar solos, encerrarse en sí mismos ya que no ven reflejada la alegría de los otros en sus propias vidas. Prefieren evitar este tipo de reuniones, y tomarlo como un día completamente normal, cosechando por dentro quizás una gran tristeza. Otros lo viven de manera muy religiosa, rezando por un futuro mejor y agradeciendo por todo recibido.
Sin embargo, y sea de la forma en que cada uno lo sienta y lo viva, hay que pensar en lo que esta por venir. Es bueno hacer un balance del año, con lo bueno y lo malo, afirmando las cosas positivas y superando las negativas. Y por sobre todo, poder encarar el año de la mejor manera, con nuevos proyectos, objetivos y metas. Nada es imposible, si empezamos a creer que podemos conseguirlo.
Les deseamos a todos unas felices fiestas!
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