Aquellos ojos de lluvia, vacíos, tristes. Perdidos sin rumbo, sin consuelo. Olvidados en el fondo del mar, resignados, quebrantados. Esperando eso que nunca va a llegar, ya sin brillo ni esperanza.
Aquellos ojos de lluvia que no tienen paz, no tienen calma. No tienen una razón para luchar y mucho menos una para reír. Abatidos, ya no dan lástima, no trasmiten prácticamente nada, apenas soledad y un desgaste de tanto andar.
Ojos de lluvia, tormenta de emociones. Nadie sabe que siente, nadie ve las cicatrizes que debe portar. Noches frías, pesadillas eternas.
Vive sin vivir, muere a cada instante sin morir. Se limita a caminar por simple inercia, ya sin fuerza ni entereza. No tiene imaginación, no puede crear, no puede pensar. Ya no sueña con colores, no puede recordar más allá de los estigmas que debe soportar.
Destinado a perder, a levantarse y volverse a caer. A mantenerse al margen de todo, sin hablar, ya sin llorar. A soportar el dolor como algo natural, sin pretender algo más.
Ojos de lluvia que demuestran su realidad, pero nadie lo mira a través de sus ojos por eso nunca lo comprenderán, lo que hay dentro, lo que esconde tras esos cristales polarizados como un tesoro el cual nadie podrá hallar.
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