A veces, cuando me encuentro en el umbral de la soledad, mirando al resto del mundo como si me encontrara en un balcon mirando todo lo que sucede abajo, sintiendome alguien imparcial, contemplando como un mero espectador, surgen ideas en mi mente.
Un mundo tan grande, que por momentos nos queda chico, ya que nosotros mismos nos límitamos, nos encerramos.
Existen tantos millones de personas alrededor de todos los rincones del mundo, y a veces nos sentimos tan solos, porque nosotros mismos buscamos refugio en la nada.
Y más aún, cuántos son los que en este preciso momento, sea donde sea, sienten lo mismo que yo.
Cuántos son los que se sienten extranjeros incluso en su propio país, cuántos son los que se sienten vacíos teniendo tanto o cuántos son aquellos que no ven más que oscuridad con los ojos abiertos.
Es algo mucho más profundo que un simple tema de autoestima, es algo más que la misma realidad. Se podría decir, que incluso nuestra misma fantasía estaría involucrada.
Me pregunto, cuántos son los que aguardan en las sombras, esperando tan sólo un instante, para ser rescatados de las penumbras. Lo peor de todo, es que muchos ya perdieron la esperanza.
Pero para contrastar, también pienso cuántos son los que a pesar de ser mancos la siguen remando, cuántos a pesar de ser mudos siguen gritando su verdad, cuántos a pesar de no tener absolutamente nada, siguen adelante apostandolo todo.
Y si ellos pueden, por qué nosotros no. Mientras la llama permanezca encendida, no hay motivo alguno para darnos por vencidos, ya que mientras haya una oportunidad, hay esperanza.
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